Casaley es la culminación al proyecto familiar iniciado por nuestros ancestros con la plantación de los primeros «bacelos» de albariño y la recuperación de aquellos viñedos prefiloxéricos en los municipios de Barro y Meis, puerta de entrada al valle del Salnés, cuna de la variedad albariño. En el año 2000, tras décadas dedicadas a la viticultura, damos el salto pasando a formar parte como bodega de la Denominación de Origen Rías Baixas sacando al mercado nuestra marca insignia, el albariño Casaley y pasando a ser la primera bodega de un ayuntamiento con tanta tradición vitivinícola como Barro y que posee una de las fiestas más antiguas de España dedicada al vino.  Desde el balcón al valle que forman estas tierras de suaves pendientes  y suelo granítico se asoman nuestros viñedos en parrales para fomentar la aireación y la mayor exposición solar de la vid, claves en una buena maduración de la uva. En Casaley seguimos manteniendo ese carácter minimalista y familiar poniendo en valor esas pequeñas fincas dispersas por los más recónditos lugares de nuestro entorno que impregnan de sensaciones cada botella de nuestro vino, apostando única y exclusivamente por la calidad de la uva con producciones limitadas.

La bodega es una construcción granítica típica de la zona situada en el lugar de Curro, en la intersección de los ayuntamientos de Barro y Meis a unos 200 metros de altitud sobre el nivel del mar en las partes altas del valle del Salnés desde la que se divisa toda la ría de Arousa. La bodega está diseñada en diferentes alturas para poder trabajar por gravedad minimizando así la intervención de las máquinas durante todo el proceso de elaboración. En ese afán de mantener el carácter artesanal que nos confieren las pequeñas producciones nos hemos dotado de la más moderna maquinaria enológica para el tratamiento de la uva y conseguir que los diferentes procesos de bodega sean lo más respetuosos con ella para la extracción de la máxima expresión varietal.  Depósitos de acero inoxidable, equipo de refrigeración, macerador, prensa neumática y depósitos de estabilización tatárica tienen como finalidad la obtención de un albariño único y la más alta calidad de cada una de las botellas que ponemos en el mercado.  La sala de depósitos se encuentra bajo tierra para mantener una temperatura constante durante todo el año lo que favorece una correcta conservación y evolución del vino.

Como productores de uva albariña desde  antes de la existencia de la Denominación de Origen Rías Baixas en Casaley hace tiempo que sabemos que el vino se hace desde la viña por eso prestamos especial dedicación a nuestros viñedos. Siguiendo esa filosofía de respeto por el medio ambiente en Casaley basamos nuestra estrategia de lucha contra las plagas y enfermedades de la vid en la observación y aplicación mínima de tratamientos para mantener el equilibrio flora – fauna en nuestras propiedades. Nuestros viñedos lo forman pequeñas parcelas dispersas por los municipios de Barro y Meis en altitudes que van desde los 150 a los 300 metros sobre el nivel del mar. El tipo de suelo franco-arenoso de origen granítico propio de la zona con buen drenaje y suaves pendientes confiere a nuestro vino esa mineralidad y fructuosidad varietal propia de estas zonas interiores del valle sin merma de ese carácter salino y atlántico que hace del albariño uno de los más exclusivos vinos blancos del mundo. Nuestras viñas tienen la estructura de parral para elevar las cepas del suelo y favorecer la aireación de los racimos así como el mecanizado de las  labores culturales. El 50% de nuestros viñedos están plantados en patrón directo o «bacelos» a partir de cepas prefiloxéricas sin estar injertados en ningún patrón foráneo. Estas cepas más adaptadas al medio y resistentes a las plagas son menos productivas que los clones introducidos con la expansión de la superficie de viñedo de la zona pero confieren al vino unas características especiales. En nuestra apuesta por las pequeñas producciones utilizamos marcos y densidades de plantación bajas para la obtención de uva de la más alta calidad.

A mediados de Septiembre dependiendo de la climatología de cada año y tras la realización de sucesivos controles de maduración tiene lugar la vendimia de forma manual y por personal cualificado. La uva se recoge en cajas de plástico alimentario de poca capacidad para favorecer la ventilación y en las horas más frescas del día para que entre lo más fría posible. Durante la recogida de la uva se realiza la primera selección desechando todos aquellos racimos que no estean en perfecto estado sanitario o con una maduración incompleta. El transporte se realiza lo antes posible para proceder al procesado de la uva y evitar oxidaciones  indeseadas.

Tras la llegada de la uva a la bodega se procede a una segunda selección antes de someterla a un cuidadoso despalillado en el que se produce una leve rotura del hollejo para favorecer la extracción de todos los precursores aromáticos. La pasta de vendimia se enfría rapidamente y permanece unas horas en el macerador antes de  proceder al escurrido y prensado de la misma a bajas presiones. El mosto se somete a un desfangado estático hasta adquirir el grado de turbidez deseado manteniendo siempre los fangos finos. A continuación tiene lugar la fermentación alcohólica  en depósitos de acero inoxidable con  refrigeración a 15 ºC en periodos lo más largos y lentos posibles para obtener así la máxima expresión varietal. Tras la fermentación alcohólica y los pertinentes descubes el vino pasa a dormir durante 6-8 meses en contacto con sus lías finas con remontados periódicos para mantenerlas en suspensión y favorecer así el suavizado y afinamiento del vino. Sólo en años de acideces elevadas se le realiza una maloláctica parcial. A partir de ahí el vino es sometido a procesos físico-químicos de clarificado, filtrado y estabilización tartárica previa al embotellado en el que permanece un mínimo de tres meses antes de su salida al mercado.

Fase visual: Color amarillo pajizo con reflejos verdosos, limpio transparente y brillante.

Fase olfativa: Nariz muy expresiva y elegante, de elevada intensidad varietal. Destaca la fruta de pulpa blanca como la manzana y la pera, fruta de hueso como el albaricoque acompañado de cítricos y frutas tropicales que comparten protagonismo con una infinidad de matices florales y minerales.

Fase gustativa: En boca posee una acidez muy equilibrada que le aporta frescura y elegancia; untuoso, denso y voluminoso, muy estructurado con un persistente retrogusto varietal a fruta de pulpa blanca y de hueso.

Temperatura de consumo: 10-12 ºC

Maridaje: Pescado, marisco, queso fresco.